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SEP 16, 2023
Nuestro país vive tiempos históricos. Por primera vez -desde hacía décadas y décadas- el presupuesto público se destina, precisamente, a satisfacer las necesidades más apremiantes de nuestro pueblo. La corrupción, ese cáncer que ha sido el verdadero lastre que ha impedido la atención de los más ingentes retos que entraña una desigual distribución de la riqueza producida por las y los trabajadores, propiciada por los nefastos gobiernos neoliberales y toda su cáfila de corifeos y turiferarios enquistados entre las élites parasitarias beneficiadas por la tan neoliberal privatización de las riquezas y la socialización de las pérdidas (recuérdese el FOBAPROA y la solución zedillista, aupada por el PRIAN, entre otras “perlas”) era la regla general que primaba en la vida pública nacional. En 2018, el pueblo decidió dejar en claro que no permitirá nunca más semejante latrocinio y secuestro del bienestar colectivo, para beneficiar a minorías rapaces clepto-plutocráticas.
Seis años para revertir el grave deterioro en el que los gobiernos neoliberales postraron a nuestro país son pocos para lograr la verdadera Transformación (sí, con “T” mayúscula); sin embargo, bajo el liderazgo de nuestro Presidente Andrés Manuel López Obrador, las bases de la Transformación se han implantado de manera irreversible, empezando por la conciencia de los millones de mexicanos que ahora se encuentran al pendiente de la vida pública nacional.
El presupuesto, por vez primera desde hace mucho tiempo, tiene como destinatario final al pueblo de México. Programas sociales (Jóvenes Construyendo el Futuro, Adultos Mayores, Becas para las y los niños con situación económica difícil, entre otros muchos), obras de infraestructura que van a darle un impulso sin precedentes a la economía mexicana (Tren Maya, Refinería de Dos Bocas, el Tren Transístmico, el Tren “El Insurgente”, el AIFA, entre otras) y que el gobierno ejerce -por vez primera- una auténtica austeridad republicana, son hechos palmarios, evidentes, constatables, como nunca en la historia reciente de nuestro país había acontecido.
A un año de finalizar el primer gobierno de la Transformación, estos logros, estas realidades son hechos objetivos y no son situaciones hipotéticas de anhelos incumplidos. La tarea no es fácil, pues aun cuando el pueblo ha logrado conquistar el control del Poder Ejecutivo Federal y de las mayorías simples en el Poder Legislativo, siguen los reductos de la oligarquía, enquistados en diversos órganos autónomos y en el Poder Judicial de la Federación, donde pareciera que se hace la guerra por la conservación de los privilegios de unos cuantos en detrimento de la satisfacción de las necesidades de las grandes mayorías de la población, al impedir la cabal consecución en la aplicación de las normativas y decisiones de gobierno que se han adoptado para hacer de la Transformación una plena realidad.
El pueblo tiene ante sí el gran reto de impedir que en 2024, las nefastas élites oligárquicas recuperen el control del aparato público y lo vuelvan a someter para el exclusivo cumplimiento de sus muy mezquinos y aviesos intereses.
La Transformación será el gran pacto que unirá a la Nación Mexicana, en aras de buscar la felicidad del pueblo y alcanzar la grandeza a la que nuestra patria esta destinada, siendo una madre amorosa y generosa para con todas y todos sus hijos, sin exclusión de nadie. Esos, me parecen, son los verdaderos logros del actual gobierno encabezado por nuestro Presidente López Obrador: sentar las bases del renacimiento mexicano y de la inclusión de todas y todos los mexicanos a los beneficios del desarrollo nacional. De todos nosotros, unidos como pueblo, nos corresponde impedir regresiones de estos logros y profundizarlos.
Miguel Francisco Barrera Aldama Abogado, escritor y analista.
Abogado del Estado Mexicano. Especialista en Justicia Administrativa. Diplomado en Fundamentos Jurídico Financieros. Titular de la A. J. D. del SAT en Baja California I. Escritor y analista de temas políticos y culturales.
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