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SEP 9, 2023
Por: Serafín Morón Para
@elcriticopol
En las últimas décadas, el mundo ha experimentado un vertiginoso cambio en su panorama político y económico, lo que ha dado lugar a debates apasionados sobre el rumbo a seguir. Mientras en Occidente se ha implementado el sistema neoliberal con ventajas y críticas, en Oriente, con China y Rusia a la cabeza, se ha forjado un modelo único a lo largo de los años.
Para contextualizar este fenómeno, es necesario examinar el caso de China, un país que hace apenas cuatro décadas luchaba contra la pobreza extrema. En la actualidad, asombrosamente, más de 800 millones de chinos han escapado de la penuria gracias a políticas audaces que han mantenido un equilibrio entre el poder económico y político. China ha surgido como la segunda potencia económica global sin recurrir a prácticas imperialistas, enfocándose en una extensa inversión en empresas estatales. Este éxito refuerza la idea de que el pueblo debe ser dueño de las entidades que explotan los recursos naturales del país.
En este contexto internacional, surgen interrogantes importantes. ¿Cuáles son los motivos que impulsan a Xóchitl Gálvez y su equipo a considerar la venta de Pemex, una empresa de vital importancia para México y propiedad de sus ciudadanos? ¿Están al tanto de las políticas públicas más exitosas a nivel mundial o sus asesores carecen de la capacidad necesaria para comprenderlas? O, de manera más crítica, ¿representa esto una traición a los esfuerzos de los mexicanos por parte de Xóchitl y su equipo?
Las propuestas de Xóchitl Gálvez en relación a Pemex no solo deberían suscitar indignación, sino también un profundo cuestionamiento. La privatización de activos públicos se percibe como una sustracción, una forma contemporánea de conquista y una amenaza a la soberanía nacional. En un momento en el que la tendencia global apunta hacia la estatización de empresas, la propuesta de Xóchitl parece retrotraernos a la década de los noventa, cuando México abrió sus puertas a inversores extranjeros. En su papel como ingeniera, sus argumentos generan escepticismo, y como figura política, no merece ninguna mención.
En resumen, en un mundo en constante cambio, es fundamental analizar las acciones de figuras políticas como Xóchitl Gálvez, especialmente cuando se trata de cuestiones cruciales como la posible venta de Pemex. China ha demostrado que la inversión en empresas estatales puede ser una estrategia efectiva para el desarrollo. Sin embargo, las propuestas que van en contra de esta tendencia plantean interrogantes sobre la soberanía nacional y el bienestar de los ciudadanos. En última instancia, este debate no solo impacta a México, sino que también tiene implicaciones globales en la gestión de recursos naturales y el equilibrio de poder entre lo económico y lo político en el desarrollo de naciones.
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